Tejiendo redes: Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático

En contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecen. Transitando la segunda ola y en medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. Así, decidimos continuar con la serie de entrevistas, que comenzamos en 2020, para que puedan conocer los espacios con los que a diario realizamos nuestro labor, sin los cuales todo esto sería imposible.

En este caso, hablamos con Ricardo Bertolino, Director Ejecutivo de la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático (RAMCC), una coalición de 225 municipios argentinos que, junto a una secretaría ejecutiva, coordina e impulsa planes estratégicos para hacer frente al cambio climático.

Ricardo cuenta que “la RAMCC se constituyó en noviembre del 2010, en una reunión internacional que realizamos los municipios de Argentina. Los primeros que se animaron fueron dos, la ciudad de Corrientes y la ciudad de Monte Caseros, en Corrientes. Ahí los dos intendentes firmaron la creación de este espacio. El 10 de noviembre es nuestro aniversario, ya cumplimos 10 años”.

El surgimiento de esta red tiene que ver con “las visitas que realizamos a distintos municipios del país para preguntarles qué es lo que hacían con el tema del cambio climático. Comenzamos a acompañar el proceso de involucramiento de la comunidad en cambio climático en los municipios de Llambi Campbell, Venado Tuerto, Monte Caseros y otros más. Luego de todo ese proceso de consulta, los municipios hicimos la reunión internacional en Monte Caseros y ahí surgió la Red”.

Ricardo distingue cuatro patas importantes de la tarea que realizan: el acompañamiento, la capacitación, la implementación y las articulaciones internacionales.

“Nos focalizamos en el acompañamiento a los equipos técnicos municipales en el armado de su plan de acción climática, en ese sentido ya hemos cumplido esta etapa en una gran cantidad de municipios de Argentina. Luego, continuamos en la actualización permanente, los planes se tienen que revalidar o renovar cada dos años, y colocarlos en las plataformas internacionales corregidos”, detalla.

En relación a la capacitación, explica que la realizan para distintos actores sociales, aunque el foco está puesto en el equipo municipal. “Tenemos actividades de capacitación en temas específicos como residuos, gestión del agua, turismo sustentable, eficiencia energética, energías renovables”.

La tercer pata, es la implementación de algunos proyectos que llevan adelante. Sobre eficiencia energética, “tenemos un proyecto de Euroclima para 32 municipalidades, para hacer auditorías energéticas e invertir en fondos para la estructura municipal. Otro proyecto que llevamos adelante, es la Red de Empleos Verdes, un fondo también de la Unión Europea por 3 años, para el armado y fortalecimiento de una red de emprendedores verdes en todo el país”.

Por último, “otro foco importante nuestro es la articulación internacional de las acciones que llevan adelante los municipios y la presencia en alianzas internacionales como el Pacto Mundial de Alcaldes. Hay una gran cantidad de alianzas internacionales en las que participamos y donde hacemos nuestros aportes”.

Nuestro tejido

Fundación Plurales coordina en Argentina el proyecto Acción Climática Participativa: integrando los retos del cambio climático en el Gran Chaco Americano (ACP), perteneciente al programa Euroclima+, y en 2020 celebró un acuerdo con la RAMCC. A partir de julio de ese año, comenzamos a trabajar de manera conjunta con las cuatro localidades que son parte de ACP en Argentina: Olta y Patquía en La Rioja; Las Breñas, Chaco y Villa Tulumba en Córdoba.

“Hemos trabajado juntos en el armado y acompañamiento de Planes Locales de Acción Climática en municipios del Gran Chaco argentino. Los cuatro municipios finalizaron sus planificaciones y se capacitó a los equipos municipales en estas temáticas”, cuenta Ricardo.

En diciembre del año pasado, se realizó el Acto de Presentación de los «Planes Locales de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático», y la adhesión a la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático y al Pacto Global de Alcaldes por el Clima y la Energía de los cuatro municipios argentinos.

Actualmente, en este contexto de pandemia, Ricardo plantea que “el desafío es tal vez, hacerle ver a las personas, a las comunidades, que hay muchas cosas que cambiar. Hay que asumir responsabilidades frente a un mundo que va sufriendo las consecuencias de malas decisiones que vamos tomando, y que de a poco nos vamos volviendo más vulnerable en un planeta al que estamos afectando”.

Volver a transitar los territorios: Salado Norte

Necesitábamos hace mucho tiempo, hacer cuerpo el encuentro, romper la virtualidad. Finalmente pudimos regresar, con actividades pendientes, con una agenda apretada para que entre todo, pero fundamentalmente con la necesidad de encontrarnos después de mucho. Estábamos ansioses del intercambio cara a cara, el compartir cotidiano y continuar con el trabajo que aún en pandemia, seguimos articulando entre todes.

Santiago del Estero está al norte de Argentina, en la región del Norte Grande Argentino, limita al norte con Salta y Chaco, al este con Santa Fe, al sur con Córdoba y al oeste con Catamarca y Tucumán. Su población es de 896.461 habitantes, y una superficie de 136.351 km², dividida en 27 departamentos.

Después de los hisopados correspondientes, más de 400 kilómetros de ruta y un control policial, pisamos Santiago del Estero con ansiedad, emoción y miedos, pero sobre todo alegría de volver. A eso, le sumamos más de 2 horas de viaje para llegar al departamento de Pellegrini, bien al norte. Pasaron 18 meses y pudimos volver a uno de los tantos lugares donde habita parte de nuestro trabajo.

Más allá de las actividades planeadas en cada localidad, lo principal era volver a conectarnos. Reencontrarnos con las organizaciones, con los municipios, luego de un año de haber trabajado desde la virtualidad.

Nuestra primer parada fue la Comuna de El Mojón, población ubicada en el departamento Pellegrini, para la Presentación del Plan Local Cambio Climático realizado en el marco del proyecto Acción Climática Participativa, del programa Euroclima+, que coordinamos en Argentina. Luego, llegamos a la localidad de Piruaj, del Departamento Copo, donde compartimos con las mujeres del Frente de Mujeres del Salado Norte. En El Aibal, compartimos con la Asociación de Productores de Pellegrini y Alberdi (APPA). En La Candelaria, paraje ubicado al norte del departamento Copo, visitamos a la Asociación La Candelaria. El último lugar, fue la sede de la Unión de Pequeños Productores del Salado Norte (UPSAN) en San José del Boquerón, localidad ubicada en el departamento Copo.

La territorialidad es parte fundamental de nuestro trabajo. La acción, la ejecución y compartir con la comunidad es lo que más disfrutamos. El territorio es un espacio construido de intercambios, en los que gestionamos de diferentes modos y armamos redes. Esa red de relaciones que en pandemia nos llevó horas de comunicación telefónica y computadora, ya era hora de poder ponerla en presencia, en campo.

En todos los años que llevamos trabajando, Santiago del Estero fue el primer lugar donde comenzamos a ejecutar proyectos en 2001, establecimos vínculos fuertes, no solo de trabajo y cooperación, sino de amistad y compromiso. Y si bien el WhatsApp, el Zoom y el cariño nos mantuvieron conectados y trabajando, con todos los desafíos que presenta la virtualidad, necesitábamos vernos cara a cara, compartir la ronda bajo un algarrobo, sentir los pies en la tierra y el clima de nuestro chaco.

Fundación Plurales trabaja en esta zona del Salado Norte, departamentos Copo, Alberdi y Pelegrini, hace más de 20 años. Tenemos una trayectoria que casi surge al mismo tiempo que nuestra fundación. Es uno de los primeros lugares donde empezamos a sentir y vivir el territorio, conocer la realidad de estas tierras, de las que nos sentimos parte, conectar con la gente y aprender con las organizaciones campesinas. Nuestra propia organización se fue constituyendo en base a las necesidades y demandas que fueron surgiendo de este territorio, por ejemplo el acceso al agua, el trabajo, la tierra, y el trabajo con las mujeres que son nuestra prioridad.

«Los extrañamos», «Tanto tiempo» se repite en todos los lugares que visitamos. El reencuentro es cálido pese al distanciamiento social y los protocolos de cuidados. Nos esperan con comida y queremos contarnos todo lo que sucedió en este tiempo que la pandemia no nos dejó vernos cara a cara.

Si bien tenemos un vínculo por los medios digitales que actualmente nos permiten estar conectades, no es lo mismo. Compartir el cotidiano en campo por unos días, nos dio energía para seguir de otro modo. Porque la conversa cuerpo presente, pisando la misma tierra bajo nuestros pies, nos encuentra. Nos volvemos a sentir más cerca, para seguir con cada una de las luchas diarias.

Aprendemos de las luchas campesinas que resisten a los avances del agronegocio, la lógica del capital y la aceleración capitalista que rompe con todo los ciclos y tiempos que la naturaleza necesita para seguir produciendo la vida en el territorio. El movimiento campesino en Santiago del Estero es uno de los más grandes de todo el país, que lleva más tiempo, es ejemplo y esperanza para muchos otros territorios. Es para nosotres un placer trabajar con elles.

Nos recibió el calor intenso típico de Santiago y nos despidió la lluvia, esa que aunque sea poca, en muchos casos anega los caminos de tierra para llegar a las comunidades con las que venimos trabajando. Todos los días la agenda quedaba a disposición del clima, sabíamos que si llovía mucho no íbamos a poder visitar algunos lugares, lo que sucede en territorios desmontados por el agronegocio y el avance inmobiliario, el suelo no absorbe, no filtra la lluvia, y el agua que debería ser una bendición en esos lugares secos, es mala noticia. Tuvimos suerte, y la lluvia nos permitió llegar a todos lados.

Aunque los caminos mejoran, colocan asfalto o ripio, se suman otras problemáticas como este avance de la frontera agropecuaria que además de provocar inundaciones, hace que las napas no se recarguen de agua y aquellas comunidades donde el acceso al agua para consumo depende de algunos pozos, se ve afectado porque no filtra en la tierra, se escurre y los pozos no se cargan.

El abrazo apretado y el mate compartido se harán esperar un tiempo más, pero mirarnos a los ojos lejos de las pantallas nos inyectó vida para seguir haciendo esto que amamos. Nos fuimos sabiendo que los años de trabajo y los hilos que tejemos siguen ahí, intactos. «Esperamos que vuelvan pronto, que esto pase rápido», dijimos elles y nosotres una y otra vez.

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Las resistencias no saben de cuarentena: Organización de Mujeres Indígenas ARETEDE

Mientras todes estamos mirando cifras de muertes y contagiades, atentes a cuáles van a ser las próximas medidas en relación al aislamiento social obligatorio en Argentina, los conflictos siguen y en muchos casos se profundizan. El abandono estatal y la falta de acceso a lo básico no es nueva y queda en evidencia más que nunca; la contaminación y la destrucción de nuestros bienes naturales no se detiene.  

En esta ocasión, dialogamos con la Organización de Mujeres Indígenas ARETEDE de Tartagal, Salta. Por estos días denunciaron: “Estamos desbordadas de la angustia, demasiados casos. El sistema colapsó aunque los políticos digan lo contrario. Pedir que nos lavemos las manos con agua y jabón ya es todo un tema, en las comunidades, las más cercanas a la ciudad y cercano digo 3 km de la ruta nacional 34, tenemos agua de manera clandestina, los más alejados guardan si les llevan o si llueve en bidones en desuso de agrotóxicos y deben elegir si tomar o lavarse las manos. Imagínese, solo hay 12 respiradores y ya tuvieron que elegir entre si poner un respirador para una señora de 65 años o un joven, imagínese si van a elegir salvar a un indio como nosotros o a unos del pueblo”. Ante el abandono, algunas compañeras de las organizaciones juntaron dinero para comprar alcohol y se prepararon con agua para darle a les integrantes de la comunidad, pero no alcanza

Para que la pandemia no nos tape el bosque, dialogamos con sus integrantes que desde hace años vienen resistiendo y cuidando la vida.

¿Cuándo y cómo nació la organización de mujeres indígenas AREDETE? 

― La organización nació del encuentro de varias mujeres de diferentes pueblos que sentían la necesidad de contar sus vivencias, sus historias, sus memorias y las de sus pueblos. Esto más o menos en 1998, luego de unos años de recopilar las memorias las plasmamos en dos libritos Lunas tigres y eclipses y El canto de los pájaros. Allí surgió un sueño más: que esas memorias se escuchen a través de un medio, y aquí surgió la necesidad de crear la organización para empezar a concretar ese sueño, al igual que nuestro medio: Radio Comunitaria La Voz Indígena.

La integramos mujeres de diferentes pueblos y edades, y también tenemos nuestros compañeros varones. 

¿Qué tareas realizan? 

― A lo largo de 20 años hemos hecho encuentros de mujeres, donde pudimos sumar 2000 mujeres de todo el.departamento San Martín, de diferente pueblos; realizamos  recopilación de memorias, acompañamos procesos de recuperación territorial y las luchas por el acceso a las necesidades básicas; desde nuestro medio de comunicación trabajamos el fortalecimiento y recuperación  de nuestros idiomas, cultura, espiritualidad, formación de comunicadores, fortalecimiento de lideresas, articulación con diferentes entidades para bajar proyectos productivos para las comunidades.

¿Cómo han sido estos meses de cuarentena en relación a la lucha que llevan adelante? 

― Estos meses la verdad han sido de incertidumbre y ahora con un sistema colapsado y con el virus ya en nuestras comunidades, la situación es mucho más angustiante. La accesibilidad al sistema de salud siempre fue deficiente y la posibilidad de acceso para nuestros pueblos era muy mala, pero con esta situación se ha acrecentado de manera exorbitante.

¿Qué formas se han dado para seguir visibilizando la resistencia ahora que la calle no es una posibilidad? 

― Las formas para visibilizar, en la manera que podamos, es acceder es a través de las redes, y también si podemos acceder a Internet. Es salir desde nuestras comunidades para acceder a Internet y contar estas situaciones. Utilizamos nuestro medio en emisiones muy cortas, ya que el llegar a la radio se nos hace muy dificultosa.

― ¿El contexto de pandemia, aprovechando que todos miran para otro lado, posibilitó que los empresarios o gobiernos avanzaran contra ustedes? 

― Avanzar sobre la quita de nuestro territorio siiii, claro, amenazas de desalojos. El gobierno mientras, hace la vista gorda, invisibiliza la situación de nuestros pueblos. Respuestas es lo que pedimos a grito, a pesar que muchas de estas luchas están judicializadas y los organismos que están o deberían estar, a favor de los pueblos no tienen mucha injerencia  ni acción en estos temas.

Fotos: Gentileza FM Comunitaria La Voz Indígena

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Tejiendo redes: ONG Mingara

En este contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecen. En medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. Así, decidimos realizar una serie de entrevistas para que puedan conocer los espacios con los que a diario realizamos nuestro labor, sin los cuales no sería todo esto posible.

En este caso, hablamos con Julio Rodas, arquitecto, Ms. en Desarrollo Sustentable y fundador de Mingara de Paraguay. La ONG Mingara – Asociación para el Desarrollo Sustentable trabaja “por un futuro en el que las personas puedan constituirse como actores activos de su propia comunidad, donde sean reconocidos todos sus derechos y su vida sea sostenible, de respeto y armonía con el medio ambiente”.

― ¿Cuándo, cómo y por qué nació Mingará?

― Mingara es constituida en el año 1999, como una nueva experiencia de varios profesionales que compartimos intereses comunes. Cada uno de nosotros teníamos acciones individuales y pensamos que juntos podríamos tener mejores resultados.

― ¿Cuáles son las tareas que realizan?

― Llevamos 20 años implementando diversas acciones con distintos sectores. Mantenemos un diálogo abierto con cada una de las instituciones, tanto del sector público como del sector privado, para que los servicios de bien común como el acceso al agua, la seguridad alimentaria, puedan ser efectivas. Ante la problemática socioeconómica y ambiental del Paraguay, no podemos trabajar en forma aislada. Insistimos en la articulación y siempre nos ofrecemos para sumar a las iniciativas y esfuerzos ya existentes para tener resultados de impacto y que la gente sea beneficiada con entregas de calidad. Resaltamos el rol protagónico de las comunidades en los procesos participativos de diagnóstico, ejecución y seguimiento de las acciones.

― ¿De qué manera las tareas que realizan se cruza con la Fundación Plurales?

― Con la Fundación Plurales compartimos redes trinacionales como espacios comunes de aprendizaje. El compromiso de nuestras instituciones en incidencia en políticas públicas, con la participación y fortalecimiento de las comunidades, respuestas adaptadas al contexto en territorios similares como lo es el Gran Chaco Americano, nos motiva a buscar nuevas formas colaborativas de hacer las cosas.

Desde junio 2019, la Fundación Plurales impulsa en Argentina el proyecto Euroclima Plus «Acción Climática Participativa: integrando los retos del cambio climático en el Gran Chaco Americano». Está iniciativa es realizada en conjunto con socios de Paraguay, la Asociación Mingara, la Asociación GeAm y la Municipalidad de Filadelfia, así como con el acompañamiento de la Unión Iberoamericana de Municipios con sede en España. El proyecto tiene por objetivo general «Contribuir al desarrollo ambientalmente sostenible y resiliente ante los eventos climáticos adversos del Gran Chaco Americano, que apunten a la mejora de las condiciones de vida de las poblaciones indígenas y mestizas».

― ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan en este contexto mundial de pandemia y aislamiento social?

― Los problemas ya existían antes de la crisis sanitaria, y ahora se agudizan, exponiendo con mayor fuerza la crisis hídrica y alimentaria que no pudimos resolver con medidas convencionales. Pero el distanciamiento social permite a las comunidades locales un revitalizado empoderamiento, desde adentro, reorganizando y asumiendo roles nuevos.

Fotos: Mingara

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Tejiendo redes: Fondo de Mujeres del Sur

En este contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecen. En medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. Así, decidimos realizar una serie de entrevistas para que puedan conocer los espacios con los que a diario realizamos nuestro labor, sin los cuales no sería todo esto posible.

En este caso, hablamos con Juana Demarchi, integrante del Fondo de Mujeres del Sur (FMS) y coordinadora del programa Fortaleciendo a las Defensoras Ambientales. El FMS trabaja para promover los derechos de las mujeres y personas LBTIQ+, financiando y brindando apoyo técnico a las iniciativas de organizaciones lideradas por mujeres y personas LBTIQ+.

― ¿Cuándo, cómo y por qué nació el Fondo de Mujeres del Sur?

― El Fondo de Mujeres del Sur (FMS) es una fundación que moviliza recursos financieros y brinda acompañamiento a organizaciones que promueven los derechos de las mujeres y personas LBTIQ+ en Argentina, Uruguay y Paraguay. Actualmente, también implementa un programa de alcance regional –Liderando desde el Sur– en 21 países de América Latina y el Caribe (2016 – 2020).

Fue fundado el 12 de octubre de 2007 por seis feministas de reconocida trayectoria, como parte de la lucha del movimiento de mujeres a nivel regional e internacional, el cual ya había alcanzado la conformación de otros fondos de mujeres en varias partes del mundo.

― ¿Cuáles son las tareas que realizan?

― Desde el FMS, financiamos y apoyamos iniciativas de grupos de base, organizaciones y redes de mujeres y personas LBTIQ+ que trabajan para alcanzar resultados transformadores hacia la igualdad y justicia de género. Nuestra tarea apunta a fortalecer los movimientos de mujeres, feministas y de la diversidad, desde un enfoque basado en los derechos humanos, la perspectiva de género, el empoderamiento, la interseccionalidad e interculturalidad. Todas las acciones del FMS se basan en las distintas áreas prioritarias de intervención: liderazgo, voz-agencia y participación política, justicia económica, justicia socioambiental, erradicación de la violencia y discriminación, identidades y sexualidades diversas.

― ¿De qué manera las tareas que realizan se cruza con la Fundación Plurales?

― El FMS y la FP tienen una trayectoria de trabajo en conjunto, a partir de la coordinación y colaboración junto con el CCIMCAT (Centro de Capacitación e Investigación de la Mujer Campesina de Tarija) de la Acción Fortaleciendo a las Defensoras de Derechos Ambientales en la ecorregión del Chaco Americano (Argentina, Bolivia y Paraguay) cofinanciada por la Unión Europea, e implementada entre 2014 y 2017.

En 2019, con FMS como beneficiario principal y la FP como organización socia implementadora, decidimos presentarnos a una convocatoria de la Delegación de la Unión Europea en Argentina para apoyo a organizaciones de la sociedad civil, con la propuesta de llevar a cabo un proyecto que busque dar continuidad a los resultados del proyecto anterior en Argentina y también expandir el apoyo a grupos de otras ecorregiones de Argentina además del Chaco: la Puna y los Sistemas de Humedales.

La Acción “Defensoras Ambientales Organizadas en la Lucha por la Preservación del Medioambiente”, fue aprobada en 2018 y comenzó a implementarse en 2019. La iniciativa está destinada a apoyar proyectos de grupos liderados por mujeres de base que defienden el medioambiente desde sus comunidades. Tenemos como objetivo principal contribuir al fortalecimiento de las capacidades de estos grupos, compuestos y liderados por mujeres campesinas, indígenas y de sectores urbanos marginalizados que son actoras clave en la lucha frente a la crisis climática y para preservar el medioambiente, desde un enfoque de género y socioambiental. Llevamos adelante un proceso de apoyo técnico- político y financiero a los grupos, para llevar a cabo sus proyectos, conforme a sus propias expectativas y planes de acción.

― ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan en este contexto mundial de pandemia y aislamiento social?

― El contexto actual supone modificaciones en todos los niveles de trabajo del FMS. En primer lugar, el equipo ejecutivo del FMS en Argentina, Uruguay y Paraguay comenzó a trabajar de manera remota, y fuimos readaptando nuestras agendas de viajes, visitas, encuentros, y también tuvimos que modificar estrategias de implementación de nuestros programas. Para esto último, nos comunicamos con todas nuestras organizaciones copartes y pudimos evaluar conjuntamente cómo actuar ante la emergencia social y sanitaria, y cómo adaptar el apoyo brindado para responder a este nuevo contexto.

Las organizaciones que apoyamos y con las que trabajamos están compuestas y lideradas por mujeres y personas LGBTIQ+, históricamente expuestas a distintas violencias estructurales que hoy se profundizan, porque esta situación extraordinaria vino a acentuar desigualdades preexistentes. En el caso de las defensoras ambientales, enfrentan hoy un aislamiento exacerbado por falta de tecnologías en sus comunidades para comunicarse, y también deben afrontar la falta de atención médica básica, por cierre de salas de salud en su comunidad. Además, sufren las consecuencias de las actividades extractivistas altamente contaminantes, irreversibles para los ecosistemas y perjudiciales a la salud, para las que no se han dictaminado restricciones por parte de los gobiernos por considerarlas actividades esenciales.

Frente a estas urgencias, muchas de nuestras copartes respondieron rápidamente y con creatividad. Hay organizaciones que articularon líneas telefónicas de apoyo y contención a personas en situación de violencia o el acceso rápido a refugios; redes de distribución de alimentos y elementos de higiene personal para sortear las necesidades más inmediatas de compañeras en mayor situación de emergencia social; mujeres migrantes que tradujeron a lenguas indígenas las cartillas de salud; otras que sostuvieron los acompañamientos para garantizar el cumplimiento efectivo de los derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos, así como las que continuaron con procesos de incidencia para resguardar los derechos sociales, ambientales y económicos de las mujeres y sus comunidades.

Los principales desafíos actuales identificados, como la modificación en la modalidad de trabajo del FMS, nuestras copartes y socias, y la profundización de violencias estructurales y desigualdades en nuestra sociedad, ha incrementado la apuesta del FMS de fortalecer la labor de las organizaciones copartes que se encuentran en la primera línea de defensa de sus derechos. El compromiso del FMS por una filantropía feminista y el trabajo por sociedades más igualitarias es más importante que nunca. Las redes que se construyen desde los movimientos sociales y feministas son poderosas y vitales, y seguir trabajando por ellas es una manera fundamental de cuidarnos colectivamente, en el presente y hacia el futuro.

Fotos: Natalia Roca – Fondo de Mujeres del Sur

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Tejiendo redes: Fundación HUGO

En este contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecen. En medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. Así, decidimos realizar una serie de entrevistas para que puedan conocer los espacios con los que a diario realizamos nuestro labor, sin los cuales no sería todo esto posible.

En este caso, hablamos con Eddie Antonio Ramírez Osorio, comunicador, magíster en Antropología y presidente del Directorio de la Fundación HUGO. Esta Fundación es un organismo no gubernamental, autónomo, autogestionario, y sin fines de lucro que promueve la profundización de la democracia, para el desarrollo participativo y sustentable de los pueblos, comunidades y familias que habitan el Paraguay.

¿Cuándo, cómo y por qué nació Fundación Hugo?

― La Fundación Hugo Daniel Ramírez Osorio (Fundación Hugo) es una entidad jurídica legal constituida en Paraguay a través del Decreto 5692/2010, firmado por el entonces Presidente de la República del Paraguay, Fernando Lugo.  

La Fundación se inspiró en Hugo Daniel Ramírez Osorio, joven entusiasta, defensor de los derechos humanos de los pueblos indígenas del Chaco, doctorando en Ciencias Políticas, docente universitario y extraordinario ser humano, que falleció en un accidente en el 2010, con cortos 30 años, cuando iba a cumplir una importante tarea en el Chaco Paraguayo, en su trabajo con los pueblos indígenas. En ese mismo año, se constituyó en su memoria la Fundación.

De la memoria de Hugo se han recogido tres líneas de trabajo concretas que constituyeron posteriormente los programas de la Fundación: los derechos de los pueblos indígenas, la militancia en favor de los ecosistemas y los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Estas líneas aterrizaron en escenarios geográficos concretos: el Chaco paraguayo, y la región sur del Paraguay, desde donde se iniciaron los primeros proyectos.

¿Cuáles son las tareas que realizan?

― La Fundación, en la actualidad, y a través de su acción, se constituye en una institución referente en  la consolidación de una agenda de derechos, la promoción de la sustentabilidad del desarrollo en el Paraguay. Contamos con proyectos, alianzas y trabajos en sinergia, a partir de nuestros tres programas institucionales.

-Mujeres Indígenas y Derechos
Trabajamos en el Chaco con pueblos indígenas, con énfasis en el trabajo con organizaciones de mujeres indígenas. Queremos crear condiciones de equidad a través de la exigencia de derechos económicos, sociales y culturales, así como también acompañamos las organizaciones de pueblos indígenas, de cara a la incidencia en la consolidación de la participación de los pueblos indígenas en general y de la mujer indígena en la política pública local.

-Hacia la sustentabilidad del desarrollo
Fomentamos el cambio de conciencia y actitudes en relación con el medio ambiente y su entorno. Promovemos la Sustentabilidad Socio – ambiental para generar el desarrollo inclusivo, con acciones positivas, que respeten la vida en todas sus dimensiones.

-Por los derechos de los/as niños, niñas y adolescentes
La Fundación promueve, desde el fortalecimiento de una alianza nacional y un abordaje multi-actor, la implementación de la Agenda 2030 adoptando un enfoque que prioriza a niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho.

Contamos con proyectos en alianza con Both ENDS, DOB Ecology, ICCO Cooperación, CERDET, Unión Europea, Alianza GAGGA, UCCI, Ayuntamiento de Madrid, Plataforma Semiáridos, entre otros, y ahora co-ejecutando un proyecto con Fundación Plurales.

¿De qué manera las tareas que realizan se cruza con la Fundación Plurales?

― Con la Fundación Plurales tuvimos el privilegio de encontrarnos en foros de instituciones que trabajan en el Gran Chaco sudamericano. Nos acercaron en concreto el trabajo en el acompañamiento de la Fundación Plurales, al Colectivo de Mujeres indígenas, en el marco de la Plataforma Semiáridos de América Latina, la Red SedCero y finalmente, la firma de un convenio de cooperación para realizar acciones conjuntas en el marco del Programa Defensoras Ambientales.

Estamos desarrollando, desde el año pasado, un trabajo conjunto con mujeres indígenas del Chaco paraguayo, de cara a garantizar el acceso al derecho al agua de las comunidades, con gestión comunitaria y liderazgo de las mujeres. En concreto, se están construyendo cisternas de 14.000 litros en numerosas comunidades. Se desarrollan estas acciones en el marco del Programa «Fortalecimiento de Defensoras Ambientales”.

Encontramos numerosas coincidencias entre las fundaciones, hecho que nos lleva a sentirnos muy bien y nos consideramos verdaderamente aliados. Fundación Plurales es algo así como un espejo para la Fundación Hugo, parece que lo que hacen: o lo hacemos, o lo hicimos o lo que queremos hacer. Esto hace que nos sintamos realmente aliados, y creamos que nos espera además del hermoso presente conjunto, un futuro prometedor para el trabajo en sinergia.

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan en este contexto mundial de pandemia y aislamiento social?

― Para la Fundación, es claro que esta presente crisis sanitaria, devenida además en una crisis económica y social, plantea una primera batalla contra la pandemia desde nuestro espacio de organización de la sociedad civil defensora de derechos. ¿Por qué? por que nos obliga a replantear absolutamente todo el modelo de trabajo de varios años, ante un contexto de limitaciones planteadas por situación al trabajo: el necesario teletrabajo, la reestructuración de los programas operativos, la necesidad de replantear muchas acciones y objetivos.

La primera batalla da lugar a la segunda: ¿cómo acompañamos a las comunidades indígenas pobres en el nuevo contexto? Pueblos Indígenas con miedo a la desinformación, viviendo en condiciones de hacinamiento, con dificultades para que servicios de salud lleguen en un contexto normal, que lidian más allá de la crisis COVID-19 con problemas de salud como la tuberculosis, Mal de Chagas, y la desnutrición. Así también, nos preguntamos cómo seguimos promoviendo la participación y el empoderamiento de las comunidades indígenas en sus derechos, ¿Cómo militamos por un medioambiente sano?

Consideramos necesario que se haga una necesaria lectura pos pandemia de la realidad, que nos lleve a fortalecer aún más nuestras alianzas con las organizaciones de base, por un lado, y por el otro entre las organizaciones fraternas y las entidades de cooperación con las que trabajamos. Sin duda, la nueva realidad nos desafía.

Fotos: Fundación HUGO

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Tejiendo redes: Oxfam

En este contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecen. En medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. Así, decidimos realizar una serie de entrevistas para que puedan conocer los espacios con los que a diario, realizamos nuestra labor, sin los cuales todo esto no sería posible.

En este caso, hablamos con Lázaro Maisler, responsable de Public Engagement de Oxfam Argentina, que se presenta como “profesor de matemáticas, papá de 3 niñas y fundraiser hace unos 20 años”. Oxford Committee for Famine Relief (Oxfam) es una organización que trabaja en todo el mundo, concentrando sus esfuerzos en reducir la desigualdad, defender los derechos de las mujeres, asegurar alimentos y trabajo digno, actuar en situaciones de emergencia. En Argentina su prioridad es el acceso al agua segura para comunidades en situación de vulnerabilidad.

― ¿Cómo surge OXFAM Argentina?

― En Oxfam llevamos más de 60 años trabajando para reducir las desigualdades sociales y económicas que perpetúan la injusticia de la pobreza. Creemos firmemente que un futuro sin pobreza es posible. Como parte de la confederación internacional Oxfam, llegamos a más de 90 países y apoyamos a cerca de 20 millones de personas. Lo hacemos gracias al apoyo de miles de personas y en colaboración con más de 3.000 organizaciones y alianzas.

Oxfam Argentina surge para realizar una humilde contribución a alguno de los retos que tiene nuestro país en las causas que defendemos, principalmente en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, así como en la defensa de los derechos de las mujeres. Apoyamos a organizaciones que desarrollan su labor localmente principalmente con personas en situación de vulnerabilidad, con el fin de conseguir cambiar sus vidas y que a su vez generen cambios en su entorno y en las generaciones futuras. Buscamos articular y conectar Argentina con los programas y estrategias de la confederación Oxfam tanto en Latinoamérica como a nivel global.

― ¿Cuáles son las tareas que realizan?

― Somos personas que formamos parte de un movimiento global y luchamos junto a las poblaciones más vulnerables para erradicar la injusticia y la pobreza. Queremos que todas las personas puedan ejercer sus derechos y disfrutar de una vida digna. La principal causa de la pobreza es la desigualdad. Trabajamos para reducirla de forma integral, atacando los problemas desde la raíz. En Oxfam trabajamos luchando contra las desigualdades de forma integral, atacando los problemas desde la raíz. Lo hacemos a través de cuatro pilares básicos:

-Salvando vidas en crisis humanitarias:
-Actuamos rápida y eficazmente en situaciones de catástrofes naturales y conflictos bélicos para salvar vidas. Más allá de la primera ayuda, realizamos nuestro trabajo siempre pensando en reducir la vulnerabilidad de las poblaciones afectadas en el futuro.
-Somos líderes en la provisión de agua, saneamiento e higiene.
-Hemos llegado a 15,5 millones de personas y ejecutado 482 programas entre el que se encuentra el programa que llevamos adelante con Fundación Plurales.

-Defendiendo los derechos de las mujeres:
-Trabajamos contra la discriminación para que las mujeres puedan ejercer sus derechos a la educación, al acceso a la tierra, a la seguridad, al trabajo y que puedan vivir libres de violencia.
-En Latinoamérica, llegamos a 80.000 mujeres trabajando de la mano de más 153 organizaciones y movimientos de mujeres y feministas en 56 proyectos.
-Representan el 34% de proyectos en LAC para exigir el derecho de las mujeres y las niñas a una vida libre de violencias. En Argentina apoyamos a LatFem un equipo de profesionales y activistas feministas compuesto por periodistas, comunicadoras, escritoras, investigadores, fotógrafas, ilustradoras y diseñadoras en el informe sobre imaginarios y normas sociales para eliminar la violencia contra las mujeres “Rompiendo Moldes” que está próximo a ser editado.

-Asegurando alimentos y trabajo digno:
-Defendemos el derecho de las personas con menos recursos a que tengan un acceso a los medios necesarios para alimentar a sus familias, así como que reciban un trato justo por su trabajo como medio para salir de la pobreza.
-En resiliencia, trabajamos directamente con 850.000 personas, con 103 organizaciones socias. Por ejemplo, en el terremoto de Ecuador de 2016 llegamos a más de 117.000 personas. En Argentina trabajamos en alianza con Fundación SES en apoyar a emprendimientos de economía social y feminista en el Conurbano Bonaerense.

-Reduciendo las desigualdades:
-Trabajamos a nivel local y global para impulsar la equidad del poder y la riqueza.
-Proponemos sistemas fiscales justos y progresivos, prioridad en políticas públicas y participación de una ciudadanía activa.
-En Latinoamérica hemos llevado a cabo 186 proyectos junto con 307 organizaciones socias.

― ¿De qué manera la tarea que realizan se cruza con la Fundación Plurales?

― Actualmente existen 750 millones de personas en el mundo sin acceso adecuado a agua potable. De ellos, el 90 por ciento vive en zonas rurales. Específicamente en Argentina, 5.3 millones de argentinos todavía no tienen acceso al agua potable dentro de su vivienda y cerca de 1 millón no lo tiene en el perímetro de su terreno. Un dato no menos importante es que en estas comunidades, la falta de acceso a agua implica riesgos a la seguridad alimentaria de las familias afectadas. Estas poblaciones dependen en gran medida de la producción familiar, cultivos y cría de animales. Por lo tanto, la falta de agua es un factor directamente proporcional a la calidad de vida de dichas comunidades.

En este marco, y bajo nuestro eje de trabajo internacional de salvar vidas en emergencias y nuestro expertise en brindar acceso a agua para consumo y saneamiento, es que Oxfam Argentina y Fundación Plurales nos comprometemos a trabajar por el acceso al agua segura de comunidades rurales aisladas de la Región del Salado Norte, en Santiago del Estero. Fortaleciendo las acciones locales que se vienen impulsando desde el Programa SEDCERO, con las organizaciones campesinas de la zona.
Particularmente trabajamos en la construcción de módulos de cosecha de agua de lluvia con la Organización APPA (Asociación de Pequeños Productores de Alberdi), en las comunidades de Huachana; El Aibal; Manisnioj; Jarilla y San José. Las construcciones son realizadas por la organización campesina, que fue capacitada en Comunidades cercanas (Candelaria y Piruaj) donde, en total, ya se han construido más de 200 sistemas de cosecha de agua de lluvia. Cada sistema está compuesto por una cisterna de 12.000 a 16.000 litros de capacidad de acopio, techo recolector, canaletas y sistema de bombeo manual para extracción del agua. Todos los componentes son ejecutados e implementados por la propia comunidad, lo que genera apropiación de las tecnologías utilizadas.

― ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan en este contexto mundial de pandemia y aislamiento social?

― Oxfam está trabajando con organizaciones socias locales, ministerios de salud y agencias clave de la ONU (Organización Mundial de la Salud) en 65 países para responder a la crisis y ayudar a salvar vidas. En muchos países, ya hemos aumentado la conciencia sobre la higiene, la entrega de jabón, instalaciones para lavarse las manos y agua limpia, especialmente a las personas en áreas de mayor riesgo. Por el trabajo de Oxfam en otros brotes como el virus del Ébola y Zika, sabemos que trabajar directamente con las comunidades para garantizar que tengan acceso a información precisa en los idiomas correctos y participar en la toma de decisiones que afectan sus vidas, además de promover buenas prácticas de higiene y garantizar que tener un suministro de agua y baños limpios y seguros, es fundamental para reducir la propagación de casos.

En países de todo el mundo están surgiendo grupos comunitarios y redes de apoyo de redes sociales, así como iniciativas para ayudar a combatir la soledad que sienten los confinados sin compañía. Estos son actos espontáneos de bondad, emprendidos sin incentivos externos. Esta crisis muestra que el futuro depende de que nos cuidemos unos a otros y trabajemos conjuntamente para enfrentar este desafío sin precedentes. A este virus no le importa si eres multimillonario o refugiado. No le importa en qué país vives o si has pagado un seguro por enfermedad. Al virus no le importa, pero nosotros y nosotras debemos trabajar conjuntamente, en nuestras comunidades y a través de las fronteras, con dignidad, resiliencia y compasión. Todos y todas estamos juntos/as en esto.

Fotos: Fundación Plurales

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Tejiendo redes: MeT CBa

En este contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecen. En medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. Así, decidimos realizar una serie de entrevistas para que puedan conocer los espacios con los que a diario, realizamos nuestra labor, sin los cuales todo esto no sería posible.

En este caso, conversamos con Soledad Salas, cofundadora de Mujeres en Tecnología Córdoba (MeT CBa), espacio con el que compartimos desde hace un año. MeT CBa impulsa la participación de mujeres en las áreas de tecnología, a través de la visibilización y valoración de su trabajo.

― ¿Cuándo, cómo y por qué nació “Mujeres en Tecnología Córdoba” (MeTCba)?

― MeT nace en el 2018, hace 2 años. Yo traía esta idea de hacer algo en términos de género y tecnología a mediados del 2017, cuando volví a Argentina después de muchos años de vivir afuera y de estar metida en estos temas.

Empecé a trabajar en el Córdoba Technology Cluster y a conocer los actores principales y el ambiente de trabajo. Pude darme cuenta que la problemática de género en la industria no era diferente a como es en otros lugares del mundo, más bien, en todo el mundo y que es una brecha super importante. Un ambiente muy hostil para las mujeres. Desde la formación en el nivel universitario, luego en las empresas como ambiente laboral. Solo el 23% de las mujeres son colaboradoras en las empresas de Córdoba y de hecho, en roles tecnológicos, solo el 15% son mujeres.

La brecha es muy profunda y no ha mejorado. Lo podemos ver en los ingresos en la universidad. En un estudio de 2010 a 2015, el promedio era de 15% y el año pasado en Ciencias Exactas tuvieron ingresos del 11%, entonces realmente sigue siendo una problemática vigente y que no mejora como necesita la sociedad. Hay mucho a nivel cultural que está fallando, la hostilidad o discriminación y sexismo en el ambiente que está naturalizado e invisibilizado.

Con esta necesidad de hacer algo al respecto, como mujeres que ya participamos de la industria, fui a un evento en Buenos Aires: “Women in Data Science” (WIDS), un evento de mujeres en ciencia de datos que me encantó la propuesta y potencial del evento. Organizado por la Universidad de Stanford con capítulos locales en más de 300 ciudades en el mundo, así que volví a Córdoba con la decisión fuerte de poder traerla acá. Me reuní con cientistas de datos de FAMAF (Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación) y empezamos a armar así la comunidad. Un 26 de julio de 2018 tuvimos nuestra primera reunión, invitando a la comunidad y mujeres que conocíamos de la industria. A partir de ahí no paramos, nos propusimos traer WIDS a Córdoba y lo logramos en marzo de 2019, para su primera edición y la estamos pensando para este año.

― ¿Cuáles son los proyectos que realizan?

― MeT tiene diversos proyectos. Trabajamos en diferentes ejes y temáticas. La tecnología es muy diversa, entonces tenemos actividades en varios ámbitos como programación web, ciencia de datos, diseño de experiencias de personas usuarias, y muchas temáticas específicas que van surgiendo y se van armando proyectos. Hay áreas en las que somos varios. Surgen propuestas desde la misma comunidad y eso es algo que valoramos e impulsamos muy fuertemente y queremos que suceda.

Muchas mujeres nos cuentan que fue su “primera experiencia” disertando, coordinando un grupo, o haciendo de mentores en equipos de trabajo. Nos gusta generar “primeras veces” para todo tipo de mujeres y experiencias, en esta industria.

Nuestro trabajo en general, lo organizamos en algunos ejes. Uno tiene que ver con inspirar vocación. Queremos que muchas más mujeres empiecen a convertirse laboralmente, hacia la tecnología. Es la industria que más está creando trabajo genuino y más está necesitando talento y esa necesidad está insatisfecha justamente, por que falta talento calificado. Así que sabemos que hay una oportunidad enorme ahí para poblaciones o colectivos de géneros no binarios. Son justamente grupos que están subrepresentadas en la industria. Hacemos muchos eventos y actividades para que se conozcan las distintas áreas de la tecnologías y así desmitificar que la tecnología y la programación es algo sólo para un “genio” u “hombres”. Con esfuerzos y procesos de aprendizaje en comunidad, se puede lograr.

Nuestro siguiente eje es el de la formación. Acompañamos desde cursos intensivos para iniciarte en un área específica de la tecnología, los que solemos llamar “MeT Camp”. Hace poco terminamos nuestro tercer taller virtual. Estamos muy felices porque participaron 200 mujeres que se iniciaron en “UX” (Diseño de Experiencia de Personas Usuarias). Estamos muy felices del aprendizaje y contenido, el cual se dio en comunidad desde una lógica colaborativa.

Otro eje fundamental para nosotras es la visibilización. Sabemos que muchas de las vocaciones que faltan en nuestras niñas y adolescentes es por la ausencia de referentes, incluso entre mujeres adultas. Entonces en todos los talleres, cursos y eventos que hacemos buscamos visibilizar a las profesionales en el área. No sólo vas a aprender sobre un tema o un programa sino que además las que dan las charlas, las que capacitan, las que te enseña, las que te asesoran y acompañan son mujeres. Eso genera una identificación positiva importante y te hace ver que es viable ser profesional en un área de tecnología.

― ¿De qué manera la tarea que realizan se cruza con la Fundación Plurales?

― Nuestra sinergia con Plurales empieza con una alianza en la que ellos nos acompañan con la personería jurídica. Eso nos dio un alcance más amplio en los proyectos.

Una de las zonas más fuertes de trabajo de la Fundación es género y mujeres en situación de vulnerabilidad, con la cual nos sentimos fuertemente identificados y nos gustaría trabajar en algún momento. Uno de los proyectos en conjunto fue el “Hackaton”, que se llevó a cabo en septiembre del 2019 llamado “WeGirlsHack” donde un equipo empezó a desarrollar una aplicación para celulares para las defensoras ambientales del Chaco Americano Argentino. Sabemos que a veces la tecnología pone un piso alto para comenzar, como tener una computadora o acceso a internet, y eso no está al alcance de todes. Hoy en día a través de los celulares se está dando un proceso de alfabetización digital y de “iniciarse” en la tecnología. Para nosotros es una misión muy importante poder tener un proyecto, una labor de alfabetización digital para mujeres de comunidades rurales en situación de vulnerabilidad.

Esa fue una primera experiencia y la idea es seguir trabajando y articulando para hacer cursos de formación e iniciar a mujeres que no tienen las posibilidades y oportunidades de la ciudad, en tecnología, al menos en cuestiones básicas como el uso funcional de diferentes dispositivos y así lograr una mejora en la calidad de vida y ayudarles de esta forma, en el desarrollo de los proyectos que lleven a cabo desde sus organizaciones.

― ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan en este contexto mundial de Pandemia y aislamiento social?

― En cuanto a los desafíos que enfrentamos en este contexto de confinamientos, todos nuestros proyectos y eventos estaban basados en lo presencial. Construir comunidad y generar lazos, vínculos, todo atado a lo presencial. Cuando empezó todo esto, nosotros para mayo teniamos un evento de ”UX” presencial, como han sido todos los MeT Camp hasta el momento. Nos propusimos hacerlo virtual y empezamos a trabajar para ver cómo hacerlo. Fue un gran desafío transformar un evento presencial de estas características en uno virtual. Pero, como en toda crisis se abrió una gran oportunidad para llegar a mujeres del interior u otras provincias, incluso mujeres de otros países. Fue muy emocionante y movilizador para todo el equipo, como así también transformador para la causa, por que nos dimos cuenta que no hay barreras.

Y llevando esto a nuestro proyecto que tenemos con Plurales, nuestro objetivo de trabajar con las mujeres del Chaco Americano, esta experiencia vivida, este MeT Camp virtual particular nos puso de manifiesto que es muy viable, que la distancia no es impedimento si logramos acceso a internet.

El desafío más grande suele ser el financiamiento, nuestros eventos los hacemos con el apoyo y sponsoreo de empresas. Para este último evento por ejemplo no conseguimos sponsor. En este contexto todas las empresas están reduciendo sus gastos, apoyos sociales y es entendible. Pero creo que hoy en día viene por ahí nuestro gran desafío, por los recursos.

Si bien el contexto es complicado, puede ser una gran oportunidad para aprovechar las opciones virtuales. Durante mucho tiempo nos escribieron mujeres del interior pidiendo hacer los MeT Camp en sus provincias y hoy sabemos que lo podemos hacer. Es una movilización muy grande de personas, esfuerzos y voluntades, pero sabemos que es posible. Hay cada vez más mujeres dispuestas a aprender y enseñar a otras mujeres y que puedan incluirse en el ámbito o que puedan alfabetizarse digitalmente.

Fotos: Gentileza MeT CBa